Se conocieron por casualidad. La lluvia los acerco como siempre lo hace al llamar a los enamorados a refugiarse.
Él dejo país pero ella no de pensarlo. Sus caminos se cruzaron una vez mas tarde.Él con otra, ella sola y reprimiendo los celos que le provocaba la blonda compañía.
Pero por mas que quisieran no podían, él partiría de nuevo.
Se mantenían en contacto, sus cartas tenían la complicidad dueña de pasión.
Los colores , las formas y los lugares con los años fueron cambiando pero nunca dejaron de quererse.
Sus historias los mantenían unidos con unos meses de intermitencia. Confesiones nunca hechas estrechaban las distancia y las ganas de estar juntos se hacian cada vez mas grandes, tan grandes como ese océano que los separaba.
Ella pensaba en él y al día siguiente recibía noticias.
Él estaba en los recuerdos de aquella noche de verano y de la lluvia complice.
Ella flotaba junto al aire que a él lo rodeaba.
Las cartas se hicieron mas seguidas anticipando el momento de su llegada.
Él se encontraba ya en la ciudad hacia unos días pero no se comunicaban. Una noche por sorpresa quedaron en verse.
Fueron a un café lleno de colores como sus miradas en el momento del verse.
Las palabras volaban y ellos no querían irse.
Oscureció y el turno le toco a un bar bajo las estrellas.
Compraron libros en la tienda vecina, tomaron vino y comieron queso.
En la terraza del bar un ventarrón los sorprendió tirando las copas de vino sobre los libros recién comprados y el intento de salvarlos de la mancha tinta los encontró en un primer beso. La luna brillaba con fuerza sobre sus almas.
Al día siguiente volvieron al café de siempre. La tarde los halló acurrucados en el sillón borravino.
Las risas inundaron el lugar, los colores de sus vestimentas pintaron las paredes del lugar y el reloj se empeñaba por adelantarse a la marcha de la charla, de los inventos que salían de sus bocas y de la curiosidad que sentían el uno por el otro. El tiempo le quedaba chico a la felicidad de encontrarse un invierno entre muros en compañía de un Capuccino, de galletas y del otro.
Él tarareaba la melodia que acompañaba el relato de una historia que deseaba ser cumplida en el futuro.
Cinco años de espera llevaron a que en solo tres días él la llevara, ella lo acompañara y tocaran cielo.
Pero el momento de la partida llego. Él no se despidió, solo se llevo la imagen de ella mirando a traves de las rejas de la ventana, esperándolo impaciente.
domingo, 27 de mayo de 2007
Por sorpresa
Julia cortaba los tomates disecados mientras pensaba en cuanto se le ensuciaban los dedos al estrujar el puré contra el cuchillo. A lo lejos, un mundo de risas , copas de vino y víboras gritonas. Cuando perdido entre su dialogo escucho...
-Se murió el dueño del hotel...-
Soltó el cuchillo, levanto la mirada como descreyendo, o queriendo descreer lo que había oído y pregunto:
- ¿Quien murió?-
-Kike, el dueño del hotel-
Su cara palideció, su alma se lleno de frío y del vacío típico que deja buscar sin respuesta.
Segundos, eran solo segundos lo que tardaba en formularse millones de preguntas "¿Por que?", "¿Como?"...
-¿Cuando?- pregunto con la dificultad del llanto atravesado en la garganta.
-Anoche, de un paro cardiaco- respondió la mujer de sonrisa endemoniada, de vestido rojo como la chispa de su sonrisa reflejada en sus ojos, como el vino que había dentro de la copa con la que jugaba desinteresada por la cara de espanto de Julia.
-Pero...¿yo lo ayude con su proyecto! ¿que espanto Dios mio no tenia ni 40 años cumplidos!- vociferaba mientras bajaba la mirada como perdida.
-Hay..pobre chica...¡demasiadas malas noticias en una sola noche!- terminaba de decir la mujer mientras emitía otra de sus sonrisas.
A Julia el corazón se le partía en pedazos. La pobre no entendía, no quería entender, no podía. Fijo su mirada en la los sentimientos mediocres de aquella mujer y tratando de salvar algo de compasión le dijo:
-Tenia dos hijas bebes...¡era muy joven!-
"Que espanto Kike..." se repetía por dentro, trataba de dibujar su cara para recordarlo.
Recordaba la tarde de verano en la que ella confeso lo que le angustiaba, su condena; la falta de amor que tenia hacia aquel que en ese momento era suyo y la pasión que sentía hacia aquel otro que se hospedaba en el hotel.
Con Kike solían espiarlo por las cámaras. El recuerdo de esa complicidad le trajo nostalgia.
En la habitación todos siguieron con su charla,nadie paro por él.
Las manos llenas de tomates y ella seguía recordando las tardes en ese hotel, la pileta, los asados y el vino que juntos bien acompañaban el engaño.
¿Por que él? ¿qué le habría pasado para llegar a eso?
La mujer de ojos maliciosos respondió como si le hubiera leído la mente:
- Hacían ya 4 años que no podía cobrarle al encargado del restaurante, eso lo tenia muy mal.-
"Kike..Kike,Kike ...Dios mío...qué paso?" seguía repicando en su mente.
Ya no volvería a tenerlo entre sus contactos...y con ese nudo en la panza no le quedo otra que retomar el cuchillo y los tomates hechos puré.
-Se murió el dueño del hotel...-
Soltó el cuchillo, levanto la mirada como descreyendo, o queriendo descreer lo que había oído y pregunto:
- ¿Quien murió?-
-Kike, el dueño del hotel-
Su cara palideció, su alma se lleno de frío y del vacío típico que deja buscar sin respuesta.
Segundos, eran solo segundos lo que tardaba en formularse millones de preguntas "¿Por que?", "¿Como?"...
-¿Cuando?- pregunto con la dificultad del llanto atravesado en la garganta.
-Anoche, de un paro cardiaco- respondió la mujer de sonrisa endemoniada, de vestido rojo como la chispa de su sonrisa reflejada en sus ojos, como el vino que había dentro de la copa con la que jugaba desinteresada por la cara de espanto de Julia.
-Pero...¿yo lo ayude con su proyecto! ¿que espanto Dios mio no tenia ni 40 años cumplidos!- vociferaba mientras bajaba la mirada como perdida.
-Hay..pobre chica...¡demasiadas malas noticias en una sola noche!- terminaba de decir la mujer mientras emitía otra de sus sonrisas.
A Julia el corazón se le partía en pedazos. La pobre no entendía, no quería entender, no podía. Fijo su mirada en la los sentimientos mediocres de aquella mujer y tratando de salvar algo de compasión le dijo:
-Tenia dos hijas bebes...¡era muy joven!-
"Que espanto Kike..." se repetía por dentro, trataba de dibujar su cara para recordarlo.
Recordaba la tarde de verano en la que ella confeso lo que le angustiaba, su condena; la falta de amor que tenia hacia aquel que en ese momento era suyo y la pasión que sentía hacia aquel otro que se hospedaba en el hotel.
Con Kike solían espiarlo por las cámaras. El recuerdo de esa complicidad le trajo nostalgia.
En la habitación todos siguieron con su charla,nadie paro por él.
Las manos llenas de tomates y ella seguía recordando las tardes en ese hotel, la pileta, los asados y el vino que juntos bien acompañaban el engaño.
¿Por que él? ¿qué le habría pasado para llegar a eso?
La mujer de ojos maliciosos respondió como si le hubiera leído la mente:
- Hacían ya 4 años que no podía cobrarle al encargado del restaurante, eso lo tenia muy mal.-
"Kike..Kike,Kike ...Dios mío...qué paso?" seguía repicando en su mente.
Ya no volvería a tenerlo entre sus contactos...y con ese nudo en la panza no le quedo otra que retomar el cuchillo y los tomates hechos puré.
lunes, 21 de mayo de 2007
Como antes
Por fin habíamos acordado en salir la misma noche.
-Es muy temprano, vas a ver que llegamos y no pasa nada- repetía mi amiga como convencida de que me había equivocado.
-No importa- le respondí mirando por la ventanilla del auto tratando de obviar el tema.
Derrepente dos mas se sumaron a la caravana. Mi animo se exalto de inmediato, mi amiga reía descontroladamente.
No sabía con que me encontraría, era uno de esos días y estaba llena de complejos. Lo único que mantenía mis ganas de ir eran los recuerdos que tenía de ese lugar, sus colores y las risas grabadas en las paredes.
-Viste, es muy temprano- concluyo mi amiga al ver que solo había un par de autos en la puerta.
Reí reconociendo mi error. La verdad es que hacía tiempo ya que me había desprendido de ese ritmo nocturno y mi vida solo giraba junto a las agujas del reloj, cada cosa a su debido segundo, minuto , hora. Me había olvidado lo que era relajarse y dejar que el tiempo se desmaterialice.
Pero en uno de esos segundos me perdí en algún lado y cuando lo recordé ya habían pasado varias horas y me encontraba dentro de ese lugar, con una copa de vino en la mano y un cigarrillo en la otra, hablando de de cosas que no llegan a nada y un tanto superficiales...justo lo que necesitaba. No quería pensar.
Volví a salir del lugar ,como mirándolo desde otra perspectiva.A mi lado mis amigas que repetían las muecas de una charla acelerada, típica de una reunión de mujeres a las que el reloj había separado por culpa del tiempo.
Su charla era la de siempre y mi tilde cerebral a ciertos temas también.
Miré a mi alrededor, mucho no había cambiado.
Los colores eran los mismos con algún que otro retoque, el lugar estaba mas grande.
A lo lejos ,los mismos personajes de siempre, de entonces, haciendo lo mismo que hacían en mis recuerdos. Estaban intactos.
Me alegre tanto al ver que algunas cosas no cambian! Nosotras habíamos cambiado de alguna manera pero no mucho.
Unas horas pasaron y ya no eramos unos cuantos sino que estábamos todos, yo y mis amigos con sus risas y comentarios absurdos , esa mezcla perfecta que tanto bien me hace en sus justas dosis.
-Es muy temprano, vas a ver que llegamos y no pasa nada- repetía mi amiga como convencida de que me había equivocado.
-No importa- le respondí mirando por la ventanilla del auto tratando de obviar el tema.
Derrepente dos mas se sumaron a la caravana. Mi animo se exalto de inmediato, mi amiga reía descontroladamente.
No sabía con que me encontraría, era uno de esos días y estaba llena de complejos. Lo único que mantenía mis ganas de ir eran los recuerdos que tenía de ese lugar, sus colores y las risas grabadas en las paredes.
-Viste, es muy temprano- concluyo mi amiga al ver que solo había un par de autos en la puerta.
Reí reconociendo mi error. La verdad es que hacía tiempo ya que me había desprendido de ese ritmo nocturno y mi vida solo giraba junto a las agujas del reloj, cada cosa a su debido segundo, minuto , hora. Me había olvidado lo que era relajarse y dejar que el tiempo se desmaterialice.
Pero en uno de esos segundos me perdí en algún lado y cuando lo recordé ya habían pasado varias horas y me encontraba dentro de ese lugar, con una copa de vino en la mano y un cigarrillo en la otra, hablando de de cosas que no llegan a nada y un tanto superficiales...justo lo que necesitaba. No quería pensar.
Volví a salir del lugar ,como mirándolo desde otra perspectiva.A mi lado mis amigas que repetían las muecas de una charla acelerada, típica de una reunión de mujeres a las que el reloj había separado por culpa del tiempo.
Su charla era la de siempre y mi tilde cerebral a ciertos temas también.
Miré a mi alrededor, mucho no había cambiado.
Los colores eran los mismos con algún que otro retoque, el lugar estaba mas grande.
A lo lejos ,los mismos personajes de siempre, de entonces, haciendo lo mismo que hacían en mis recuerdos. Estaban intactos.
Me alegre tanto al ver que algunas cosas no cambian! Nosotras habíamos cambiado de alguna manera pero no mucho.
Unas horas pasaron y ya no eramos unos cuantos sino que estábamos todos, yo y mis amigos con sus risas y comentarios absurdos , esa mezcla perfecta que tanto bien me hace en sus justas dosis.
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